El cañón del Alto Tajo recorre una de las zonas de clima más duro de la Península. Tras nacer en los Montes Universales turolenses atraviesa las parameras del Sistema Ibérico generando una cadena de hoces interminable. El río prácticamente señala en su avance todas las direcciones posibles: mira al sureste, al noroeste, al suroeste, al sur, al oeste. Estos giros casi erráticos le van llevando poco a poco hasta la Alcarria, marcando constantemente grandes diferencias entre las umbrías y las solanas.
En verano, el cañón protege de las fuertes temperaturas diurnas de la zona, evitando la sequedad extrema en las umbrías. En invierno, los fuertes vientos polares se quedarán en la paramera, sin poder acceder al cañón en muchas partes de su recorrido. Rio Tajo a su paso por el Parque Natural del Alto Tajo.
Esto genera la variedad de microclimas que observaremos si viajamos a lo largo del río. Desde las avellanedas salpicadas de tilos y fresnos de montaña hasta las madroñeras del Hundido de Armallones. Abedules en los tramos altos y alamedas de chopo blanco repletas de cornejos.Y aunque el otoño es simplemente espectacular, la primavera y el verano nos permiten también disfrutar de uno de los entornos más salvajes del centro peninsular.